Esta escultura representativa de las carabelas con las que Cristóbal Colón llegó a América, tenía manifiestas pérdidas de material compositivo, exfoliaciones, microfisuras, disoluciones, roturas próximas a desprendimientos, grafitis, oxidación de los metales, costras negras, etc. De la misma manera, la escultura presentaba una importante acumulación de suciedad en su superficie, tenia fracturada varias planchas de metal y numerosas deposiciones de ave.
Es por ello que se han realizado trabajos de limpieza, reparación y repintado completo de la base y fuste, así como de todas las velas propias de la escultura, recuperando vistosidad y atractivo.