Quintanar de la Orden ponía fin a su Semana Santa con la que se considera la procesión más alegre, la del Encuentro de Jesús Resucitado con su Madre la Virgen Dolorosa en la que participan las trece Cofradías de la localidad y que termina con una gran chocolatada.
El Triduo Pascual que se ha venido celebrando desde el Jueves Santo con distintas procesiones y celebraciones litúrgicas, ponía su punto y final con uno de los momentos más significativos y alegres para la comunidad cristiana: la Resurrección del Señor. Un momento que se representa con la celebración de la Vigilia Pascual que, en Quintanar, se celebraba en la Iglesia del Asilo, en la de las Trinitarias, así como en el Convento de los Padres Franciscanos y en el Templo Parroquial.
Tras finalizar la Vigilia en el Convento y en la Iglesia se celebraba la que se conoce como Procesión del Encuentro en la que participan todas las Cofradías de la Semana Santa quintanareña y dos imágenes: Jesús Resucitado y la Virgen Dolorosa.
La imagen de Cristo Resucitado salía del Templo Parroquial portado por los miembros de la Cofradía de las Siete Palabras y acompañado, tanto por la Banda de Cornetas y Tambores de dicha Cofradía como por todos los estandartes con advocaciones a Cristo.
Mientras tanto, la imagen de la Virgen Dolorosa, partía del Convento de los Padres Franciscanos portado por miembros de su Cofradía y acompañada de los estandartes con advocaciones marianas y la Banda Sinfónica Municipal.
El esperado y ansiado Encuentro se producía en la Plaza de la Constitución donde la Virgen era despojada de su manto de luto para lucir de blanco, momento en el que los presentes estallaban en júbilo de alegría por la Resurrección del Señor. Pétalos de rosas cubrían las imágenes, mientras eran bailadas por los anderos, al tiempo que los fuegos artificiales hacían su aparición en señal de júbilo y alegría por la Resurrección de Jesucristo y el encuentro con su madre.
En esos momentos partía la procesión con ambas imágenes por las calles Grande, Princesa, Plaza Miguel Echegaray y San Agustín hasta el Templo Parroquial. Una vez allí, la Junta de Cofradías obsequió a los presentes con una gran chocolatada.
Con este ambiente festivo se ponía fin a una Semana de Pasión que ha podido celebrarse tras dos años sin ningún incidente y con una climatología que ha permitido disfrutar al máximo de las procesiones.