Es evidente que un evento de tan enorme importancia en nuestro país como es la celebración de la Semana Santa, resulte de gran interés para cualquier tipo de medio de comunicación que se precie. Ya estamos habituados a que, tanto la radio como la prensa o la televisión, den cuenta de ello; no sólo de las procesiones, sino también de cualquier circunstancia relacionada con estas conmemoraciones. Y esto es significativo porque responde a la demanda de oyentes, lectores y espectadores que necesitan estar informados sobre temas que les afectan. Pero, visto desde una perspectiva histórica, resulta de gran valor, porque nos dice cómo ha evolucionado nuestra Semana Santa a lo largo de los años. Si todo esto lo llevamos al ámbito local, el resultado es más valioso, si cabe, porque únicamente en los medios de comunicación de una localidad es donde podemos encontrar referencias concretas al devenir de la misma. Por eso, ¿qué mejor fuente para conocer lo ocurrido en nuestro pueblo y en relación con la Semana Santa que una revista local?.
En el pasado mes de diciembre se presentaba en sociedad el número 200 de nuestra emblemática revista La Encina. En el hermoso acto en que tuvo lugar esa presentación, uno de los comentarios que más se repitió tenía que ver con la importancia de esta publicación como crónica social de casi todo lo ocurrido en Quintanar de la Orden durante su vida activa. Nacida a comienzos de 1980, con 37 años de edad en la actualidad, ha dado cuenta en sus páginas de aquellos actos que más nos han identificado como quintañareños.
Por eso, no podían faltar las referencias anuales a la Semana Santa de nuestro pueblo. Y así, con mayor o menor dedicación, y de una u otra manera, ya sea con texto o con imágenes, esta revista ha sido testigo fiel de lo acontecido en nuestra Semana Santa desde el año siguiente a su creación (nº 5, abril, 1981), donde encontramos una breve reseña escrita por un paisano ausente que da cuenta de las excelencias de las procesiones de ese año, así como del interés de su celebración porque reúne a “miles” de “hijos de esta Villa que residen fuera de ella” que, “atraídos por la belleza, orden, devoción y calidad de estas procesiones, han acudido masivamente a su pueblo”.
En el pasado mes de diciembre se presentaba en sociedad el número 200 de nuestra emblemática revista La Encina. En el hermoso acto en que tuvo lugar esa presentación, uno de los comentarios que más se repitió tenía que ver con la importancia de esta publicación como crónica social de casi todo lo ocurrido en Quintanar de la Orden durante su vida activa. Nacida a comienzos de 1980, con 37 años de edad en la actualidad, ha dado cuenta en sus páginas de aquellos actos que más nos han identificado como quintañareños. Por eso, no podían faltar las referencias anuales a la Semana Santa de nuestro pueblo. Y así, con mayor o menor dedicación, y de una u otra manera, ya sea con texto o con imágenes, esta revista ha sido testigo fiel de lo acontecido en nuestra Semana Santa desde el año siguiente a su creación (nº 5, abril, 1981), donde encontramos una breve reseña escrita por un paisano ausente que da cuenta de las excelencias de las procesiones de ese año, así como del interés de su celebración porque reúne a “miles” de “hijos de esta Villa que residen fuera de ella” que, “atraídos por la belleza, orden, devoción y calidad de estas procesiones, han acudido masivamente a su pueblo”.
El número 10 (abril, 1982) va más allá y, además de la referencia en su editorial a la gran participación y a cómo cada año las diversas cofradías se van superando, dedica un Dossier de gran valor para la historia de la Semana Santa de Quintanar. En él, y a lo largo de 11 páginas, se recoge información sobre el nacimiento de cada una de las cofradías y, también, de las distintas etapas vividas, hasta ese momento, por la Semana Santa de nuestro pueblo: hasta el año 1936, desde 1940 hasta 1972 y desde 1973, en que se crea la Junta de Cofradías, hasta la fecha en que se publica. Todo ello acompañado de fotografías de gran valor histórico; algunas, de los años 40. Y, además, este número nos informa de los coros locales que han acompañado los distintos actos litúrgicos de entonces. Otro número de gran interés es el 23, del año 1985, porque en él se informa del I Concurso de Carteles Semana Santa, dotado con 40.000 pesetas y con un jurado compuesto por representantes del Ayuntamiento, de la Junta de Cofradías y de la Asociación Cultural Santiago Apóstol. En su contraportada, la imagen del cartel ganador, elegido “por su originalidad y composición”.
En todos los años que, desde sus comienzos, esta revista ha dado cuenta de lo más significativo de nuestra historia local, las alusiones a la celebración de la Semana Santa no dejan de aparecer, bien en imágenes, ya sea en el interior o en portada, bien en textos que nos hablan de curiosidades que han quedado para el recuerdo. Como las que se refieren al mal tiempo, al retraso en la salida de alguna procesión, a las novedades de las cofradías, a la celebración de exposiciones, actos culturales y religiosos, etc… Siempre mostrando un gran respeto por los artífices de esta celebración y apoyándoles en todos sus actos y empeños. Como cuando se determinó que la Semana Santa de Quintanar de la Orden fuera considerada de interés turístico regional. Varios números de la revista se dedicaron a reivindicar tal cuestión con fotos y editoriales, incluso años antes de que se consiguiera. Y cabe pensar que, con ese fin, la Asociación Cultural Santiago Apóstol, que edita la revista, en el año 2003 distinguiera a la Junta de Cofradías con el premio Juan Martín de Nicolás “por su trabajo bien hecho”, como se dice en el editorial del número 117, donde también se celebra el nuevo slogan (Pasión de un pueblo) y se habla de una de las novedades de ese año: la campaná.
Ójala que nuestra entrañable revista La Encina siga reflejando en sus páginas esta Fiesta tan importante para todos los quintanareños, como es su querida Semana Santa.